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Mapa mental, el GPS de la comunicación

Hablo mucho del concepto de mapa mental en mis posts, pero lo cierto es que nunca me he parado a escribir detenidamente sobre él. Y sin duda lo merece.

Cuando eres consciente de su existencia te parece básico para entender a la persona que tienes enfrente, necesario para poder empatizar con alguien que posee ideas distintas a las tuyas.

Ya me conocéis, soy más de escribir artículos de opinión que entradas en la Wikipedia, pero quizás hoy merezca la pena hacer una excepción.

mapa mental 1

La primera vez que leí el concepto de mapa mental o, para ser exacto, modelos mentales, que era como se denominaban allí, fue leyendo Metamanagement de Fred Kofman. Una trilogía de libros que por título y aspecto podrían parecer útiles para construir un muro (no necesariamente en la frontera de México), pero que cual Bestia de Disney albergan su belleza en el interior. De hecho se puede considerar la base de su más conocido (y actual) modelo de Conscious Business que empresas como Linkedin han adoptado. Para mí, una biblia del mundo de los negocios… con ética. Es además la fuente de la que he sacado la mayor parte del contenido de este post.

En el primer libro se sumerge en este concepto que introduce con una definición de otro gurú, Peter Senge, “Los modelos mentales son supuestos profundamente arraigados, generalizaciones, ilustraciones, imágenes o historias que influyen sobre cómo entendemos al mundo y cómo actuamos en él”. Los modelos mentales condicionan todas nuestras percepciones y por tanto también todas nuestras acciones.

Ilustran el concepto con algunas figuras conocidas como imágenes multi-estables, de las que la más paradigmática para mí a la hora de reflejar el concepto de mapa mental es la que mostramos bajo este párrafo. Para la mayoría de los que me leéis es simplemente el dibujo de dos personas bajo una ventana. Sin embargo, cuando se muestra este dibujo en algunas regiones de África la mayoría de la gente lo que percibe es una madre transportando un paquete en la cabeza y paseando con su hijo bajo una palmera.

mapa mental

Lo que hay ahí afuera, lo que conocemos como realidad, no es único e incuestionable depende casi siempre de cómo la percibimos a través de nuestros mapas mentales. La disparidad de opiniones no es por sí misma un problema, lo es cuando cada persona piensa que su manera de ver las cosas es incuestionable, cuando en vez de utilizar las diferentes perspectivas para indagar en el razonamiento del otro, para conocer su modelo mental, se utilizan para mostrar lo cerca que el hombre y la mula se encuentran en cuanto a nivel de terquedad. Nos encanta entrar en una batalla para definir quién tiene la razón, quién tiene la interpretación “correcta” de una realidad… pero pasamos por alto que esa realidad no es única, pues vive una distinta en cada una de nuestras cabezas.

Y lo más peligroso es que operamos con estos mapas mentales de manera automática e inconsciente. Conducen nuestra manera de pensar y actuar, pero al hacerlo instalados en nuestras rutinas, en nuestros hábitos, nos pasan desapercibidos.

Filtros que configuran nuestro mapa mental

Biología

Las personas tenemos limitaciones fisiológicas que nos impiden percibir ciertos fenómenos con los sentidos. La imposibilidad de percibir implica la imposibilidad de actuar. Una persona no se puede mover en la oscuridad con la misma facilidad que un gato, por ejemplo.
Una persona normal y un daltónico pueden mirar el mismo paisaje, sin embargo cada uno verá uno diferente. Frente a la creencia más común de que las experiencias están ahí fuera, la mayoría de las veces ocurren dentro de nosotros. Afortunadamente la similaridad de nuestra biología nos permite operar en una realidad común bastante a menudo.

Lenguaje

El lenguaje es el medio en el que se estructura la conciencia del ser humano. Gracias a él podemos comunicarnos con nosotros mismos y con los demás acerca de lo que existe a nuestro alrededor y en nuestro interior.
Los investigadores de la cognición han concluido que las categorías lingüísticas no son etiquetas aplicadas a percepciones pre-existentes, sino que, por el contrario, ellas precondicionan y definen en primer lugar la percepción: uno no habla de lo que ve, sino que ve sólo aquello de lo que puedo hablar. Para mi bisabuela no existía por ejemplo el concepto “tablet”. Si hubiera podido ver alguna para ella eso sería un pisapapeles, una tabla para ir a lavar ropa pequeña al río, o simplemente un trozo de cristal.

Cultura

Dentro de cualquier grupo (familia, organizaciones, naciones, etc…) los modelos mentales colectivos se desarrollan en base a experiencias compartidas. A lo largo de su historia, los miembros de un grupo deben enfrentarse a desafíos. En respuesta, desarrollan una forma habitual de interpretar las situaciones y de emprender acciones. Esto se va convirtiendo poco a poco en el “conocimiento” del grupo. El problema es cuando dicho “conocimiento” pierde con el tiempo su raíz en la experiencia y acaba por convertirse en una verdad absoluta. En lugar de ser “la forma en que nuestro grupo ha respondido a los desafíos del pasado” pasar a ser “la única forma correcta de responder a los desafíos del presente y del futuro.”
A veces el hábito fosilizado es peor que la ignorancia. Por eso la capacidad de desaprender es tanto o más importante que la de aprender.
La cultura ayuda a mantener estabilidad y significado dentro de un grupo, sin embargo en tiempos de grandes transformaciones puede convertirse en un salvavidas de plomo. Cambiar supuestos culturales es un proceso muy complicado. Pero si quieres someter a un grupo a un cambio importante deberás trabajar primero en adaptar su cultura, de otro modo esta se convertirá en el mayor de los obstáculos.

Historia personal

Raza, sexo, nacionalidad, origen étnico, influencias familiares, condición social y económica, nivel de educación, forma en que uno fue tratado por sus padres, hermanos, compañeros de la infancia… Cada una de estas experiencias configura el mapa mental para navegar por el mundo. Las experiencias de aprendizaje personales se alojan en los estratos más básicos de la conciencia y crean predisposiciones automáticas a interpretar y actuar. Creemos que nuestra historia pertenece al pasado, pero los modelos mentales proyectan ese pasado hacia el presente y futuro. Así por ejemplo la mayoría de nuestras fobias y filias políticas o deportivas se configuran en la niñez o juventud y se convierten para la mayoría en verdades incuestionables con las que navegar por la vida.

 

Todos los seres humanos vivimos en la misma realidad pero la experimentamos subjetivamente de forma diversa… por eso la realidad percibida puede no ser la misma entre personas cuya biología, lenguaje, cultura e historias personales son diferentes.

 
¿Te has sentido alguna frustrado ante tu incapacidad para comunicarte con otra persona? Nos pasa todos los días, ¿verdad? Normalmente nos resulta más fácil enfadarnos y volcar la culpa en el de enfrente que tratar de averiguar desde que mapa mental está operando. En la mayoría de las discrepancias es más fácil llegar a entenderse tratando de explicar el modelo mental desde el que operamos que centrando la discusión en la realidad que percibimos (de manera diferente).
Piensa en la persona que tienes enfrente, en su biología, lenguaje, cultura e historia… allí radican las claves para entender sus opiniones y sus comportamientos. No, no te está llevando la contraria para tocarte las narices. Simplemente esa realidad tan evidente que percibes no existe en su cabeza.

 
En un modo de comunicación en el que tienes consciencia de los modelos mentales, las discrepancias te conducen a interrogantes, no a enfado. ¿Vas a utilizar este GPS para tu comunicación?

 

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Jesús Garzás

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