El mundo de la consultoría tiene un montón de ventajas para los profesionales que vivimos de él: estar al día de las novedades en tu sector, conocer de cerca lo que hacen las diferentes empresas con las que llegas a trabajar, o tener la necesidad de aspirar constantemente a la excelencia en nuestro trabajo, porque nuestro mayor éxito es que un cliente repita o te recomiende.
Sin embargo, este mundo también está viciado por una exigencia fundamental: hay que vender para sobrevivir. Esto no tiene que por qué ser negativo, simplemente forma parte de las reglas del juego.
El problema es cuando el que juega es un profesional con poca ética.
Voy diciendo ya que mi intención es hacer un artículo divertido, así que no se trata de demonizar a nadie, y mucho menos a una determinada profesión. Se trata de echarnos unas risas a costa de los que echen mucha jeta.
Conozco muy bien el mundo de las multinacionales, y cada vez un poco mejor el mundo de la consultoría. La mayoría de los profesionales con los que he coincidido son excelentes, pero en ambos lados hay ovejas negras, o como yo les denominada en uno de mis primeros posts: desmotivados extrínsecos.
En la gran empresa uno de estos empleados desmotivados puede dedicarse a languidecer entre la queja constante y el presentismo. En la consultoría, sin embargo, las actitudes pasivas te conducen directamente a la falta de trabajo, así que, ¿Qué hará aquí un empleado desmotivado, que ha perdido la pasión por lo que hace, pero que tiene la necesidad de vender para sobrevivir? Exacto, se convierte en un vende humo, alguien que no ve la venta como la consecuencia de su trabajo, sino como el origen y su motivación principal.
¿Cómo reconocerlos? Aquí es donde llega la buena noticia, el buen humor, y la utilidad de este post. Te voy a dar las palabras claves para reconocerlos. Apúntalas en un cartón y llévalo a las reuniones y márcalas según las pronuncien, verás que diversión.
Ojo, no me seas talibán, un buen consultor también puede soltarlas, has de mosquearte si las repite mucho, si están fuera de contexto y, sobre todo, si preguntas acerca de ellas y las contestaciones son tan vagas como te lo parece el que las pronuncia.
Venga, que vamos para bingo:
- Disruptivo: Desde hace unos cuantos años que un servicio o un producto sea innovador ya no es suficiente, tiene que ser disruptivo… Básicamente porque disruptivo tiene más glamour que rompedor. Si ya te lo dice en inglés, disruptive, estás de enhorabuena, es un vende humo first class. Pregúntale simplemente ¿qué significa disruptivo? Y prepárate a reír por dentro con sus balbuceos.
- BIG DATA: Así en mayúsculas, porque además como es “BIG” a muchos se les llena la boca al pronunciarla. Esta sin duda es mi favorita, porque la mayoría de las veces que la oigo de labios de un consultor se utiliza sin ton ni son. Pregunta cómo va a agrupar esos datos, cómo va a hacer su análisis, cómo va a generar predicciones… No dejes que envide a la mayor, y te conteste utilizando otro anglicismo como “machine learning” o dejándolo todo en manos de la “inteligencia artificial”, si no es capaz de contarte cómo trata los datos… simplemente ha intentado colarte el palabro porque sabe que tiene mucha información, pero aparte de pintarla en un gráfico probablemente tampoco sepa qué hacer posteriormente con ella. Cómo he leído recientemente el Big Data va sobre usar los datos para crear un valor añadido real. Así que pregunta sin temor: ¿Qué valor vas a añadir tú gracias a mis datos?
- Transformación Digital: Sí, yo la utilizo mucho, lo reconozco. El problema de este término de moda es que por si solo no quiere decir nada. Si no se aterriza, a alto nivel cubre muchas áreas. Se puede utilizar para una transformación cultura de toda la vida, pero poniendo el adjetivo digital porque vende más. Es normal que la usen para venderte un producto, pero la tecnología puede ser un facilitador en este proceso, pero nunca el proceso en sí. Desconfía de los que tienen tropecientos años de experiencia en una materia tan relativamente nueva… de nuevo tu mejor defensa serán las preguntas que reclamen concreción y datos.
- SEO, SEM: Esto es la ciencia más inexacta que conozco, y aunque se pueden hacer muchas acciones para mejorar posicionamiento, aquel que te prometa resultados concretos con total seguridad y además sin pagar campañas, si no es el señor Larry Page o Sergey Brin en persona, me huele a vende humos a la legua. Un tipo honrado, o simplemente alguien que quiera cubrirse las espaldas de su credibilidad, te hablará de los muchos impredecibles que rodean esta “ciencia”
- Anglicismo por minuto: Para no alargarme mucho con este post, y como hemos ido avanzando en algunos de los anteriores ejemplos paradigmáticos, simplemente con los anglicismos podemos hacer un bingo dentro del bingo. Pronunciados con un acento fuerte que te haga identificar fácilmente al consultor con la comunidad autónoma española en la que nació, dan mucha risa. Pero, ojo, son más peligrosos los que te lo pronuncian con acento de Oxford, pero luego te mandan un mail con diez faltas de ortografía.
En fin, estos son unos ejemplos, no pretendía hacer una biblia, sino un artículo ligero para leer durante el puente de Diciembre, lo que de verdad daría empaque y calidad a este post, es que añadierais vosotros palabros que habéis sufrido en vuestras carnes en los comentarios… Venga, vamos, animaos, que se lo he pedido a los reyes magos.
Street Vendor by Luis Prado from the Noun Project
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