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Enamorarse de un trabajo

Ya el titulo suena extraño. Provoca rubor incluso el escribirlo, así que imagino que también leerlo. Rubor en el mejor de los casos, seguramente en la mayoría escepticismo. Habrá incluso quién se ponga a dibujar círculos con el dedo en las inmediaciones de su sien en clara señal de duda hacia mi salud mental.

Ahí radica el problema. La sociedad ha establecido que lo normal, incluso lo lógico, es que el trabajo en el mejor de los casos sea sólo un negocio, seguramente en la mayoría incluso un castigo… “Ganarás el pan con el sudor de tu frente” es una frase que ha hecho mucho daño en el imaginario colectivo.

Por suerte evolucionamos y cada vez escucho más en los foros profesionales eso de “¿Se puede trabajar en lo que te gusta?” Mi respuesta es siempre clara: al menos se debe intentar.

amor al trabajo

En las sociedades modernas nos parece una aberración eso de los matrimonios de conveniencia, nos echamos las manos a la cabeza cuando oímos que en países como la India hay familias que acuerdan el casamiento de sus hijos cuando aún son niños, hacemos objeto de crítica y, sobre todo, de cotilleo aquellos casos donde parece que el dinero ha jugado un papel fundamental para un enlace matrimonial. Hasta los que se casan atraídos sólo por el físico son puestos en tela de juicio…

… Y sin embargo nos parece normal que una familia pueda encaminar, influir, sugerir e incluso imponer la profesión de sus hijos. Entendemos e incluso alabamos que el dinero juegue un papel fundamental a la hora de elegir nuestro futuro laboral, y, por supuesto, nos parecería del todo incomprensible que alguien no cediera a los encantos de la más atractiva de las empresas.

¿No hay cierta contradicción en esto?

Más aún si tenemos en cuenta que la mayoría de la gente pasa más tiempo en el trabajo que con su pareja, que hay muchos que piensan que lo mejor es una empresa para toda la vida y un amor en cada puerto, e incluso gente a la que le resulta más fácil ser fiel a su compañía que a su acompañante.

Si una vez leído esto os quedáis pensando o habéis cambiado el escepticismo inicial por una sonrisa de complicidad, ya es el momento de continuar con el mensaje: De nuestro trabajo también tenemos que enamorarnos, no me cabe duda. Y para eso yo diría que es esencial acercarte a lo que te gusta. Como en el amor, eso no nos garantiza resultados, pero sí la felicidad en el proceso de acercamiento.

Cuando te enamoras las endorfinas comienzan a campar a sus anchas por tu cuerpo, y esos elementos químicos del cerebro van a encargarse de generar un sentimiento de felicidad. Y ser feliz te convierte automáticamente en mejor profesional. Luego hacer algo que te gusta, que provoca que el tiempo vuele, que te dibuja sonrisas en la cara, que acelera tu corazón… Vamos, enamorarse de un trabajo, es la mejor vía que conozco para llegar a ser un gran profesional.

El trabajo ha sido y es visto todavía como una obligación. El trabajo ha sido y es visto, por desgracia, por muchas personas poderosas como una vía de explotación a los más débiles. Pero el trabajo ha sido, es y será también una de las mejores vías para la autorrealización de los seres humanos.

Los avances sociales y tecnológicos de los últimos años están cambiando el mucho panorama y más que lo cambiaran. Lo que puede sonar como idealista hoy, será una realidad mañana para casi todo aquel que se lo proponga. Tratar de trabajar en lo que te gusta no es sólo una posibilidad, debe ser la primera opción… y si los resultados no acompañan, no hay que desesperar, hay que buscar nuevos modos de mantener viva la pasión porque como decía mi abuela: “con paciencia, siempre hay un roto para un descosido”

 

 

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Jesús Garzás

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